Palermo Valley: lecciones prácticas

Este jueves 13 de Marzo fue la Segunda Palermo Valley Night. La repercusión de la primera hizo que aumentaran las expectativas del evento y que se anotaran más de 300 personas, de las que finalmente vinieron cerca de 250.

Fue una enorme alegría para mi que todo saliera bien: la noche estaba hermosa, la gente la pasó bien, muchas personas se conocieron y estoy más que segura que se cerraron varios negocios.

Pero lo que más me alegra de toda esta experiencia es el excelente grupo de gente que forma parte de la organización y que permitió que todo aquello que dependía de nosotros, cómo hacer las remeras, conseguir el lugar, promocionar el evento, atender a la prensa, etc, etc, saliera muy bien también.

Analizando en detalle por qué este proyecto está fluyendo de la manera en que lo hace, puedo sacar algunas conclusiones que sirven a la hora de empezar (o hacer crecer) un emprendimiento:

1- Rapidez: Siguiendo el mantra de Guy Kawasaki de “fast prototyping”, Palermo Valley se hizo de manera súper rápida: de idea a blog a primer encuentro no pasó más que 3 semanas. La lección es que no hay que planificar demasiado para hacer las cosas... sino hacerlas. Si bien algunas van a salir mal, la gran mayoría se pueden arreglar. Peor es no hacer algo por miedo al error y dejar pasar las oportunidades.

2- Descentralización del liderazgo: Si bien hay algunas personas que tomaron un rol más preponderante a la hora de ejecutar ciertas cosas, en la práctica no hay una cabeza que tome las decisiones e impida que los demás actúen con rapidez. Todos los integrantes del equipo saben qué decisiones tomar ya que existen claros criterios pre-establecidos.

3- Flexibilidad: Una de las principales características es la gran flexibilidad de la iniciativa: sin fecha fija, sin estructuras marcadas, con amplia libertad para hacer y deshacer. El punto principal es que el setteo de expectativas del evento es muy claro.